Día octavo – Novena a Jesús Nazareno

  • 9:00 Misa y novena
  • 11:30 Rosario
  • 12:00 Novena y misa

MEDITACIÓN
Casi sin vida llegó Jesús al Calvario, y los crueles sayones al punto lo clavaron en la cruz con gruesos clavos. Entre gritos e insultos, lo levantaron después en alto, quedando Jesús en el más horrible suplicio. Al oír las injurias de sus enemigos, levantó el Salvador la voz y pidió para ellos el perdón y para nosotros la salvación

No fueron los judíos, oh paciente Jesús mío, los que os crucificaron, sino mis pecados. Por eso diré de continuo: Jesús mío, misericordia.

Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh, dulce y amado Padre mío, Jesús Nazareno! Al considerar vuestro amor y la bondad con que me habéis acogido en este día, un grito de gratitud se escapa de mis labios y el recuerdo de vuestras misericordias embarga mi alma. Por ganar mi amor bajasteis a la tierra y sufristeis toda clase de penas y trabajos y muerte de cruz. Por mí también, llegando al colmo de todas las bondades, os quedasteis en el Sacramento del altar, queriendo ser nuestro manjar, consuelo y perpetuo compañero. ¿Qué más? Por nuestro amor os presentáis en esa Imagen coronada de espinas, atado con duros cordeles y vestido con hábito de humildad y de paciencia. ¡Gracias, Señor, por todo!, y a fin de corresponder a vuestros favores, os pido la gracia de cumplir siempre vuestra ley, imitar vuestras virtudes y vivir y morir en vuestro amor. Amén.

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